Os planteo un pequeño juego: imaginad que tenemos unos nombres de personajes pero no sabemos en qué historia debemos de meterlos o que género narrativo podremos encuadrarlos para que posean vida propia - una vida interesante, digna de ser contada, dicho sea de paso- Por ejemplo:
Maxwell Torch
Antonio Manzotti
Valentina abril
Indira
Reggi Santos
La Chula
Lenny Stroppenford
Marisa Leguizamo
Elvira Arzuaga
Manuel Camuñas
Eligio Pérez- Martell
Ismael De Rey
Isabel Cabestany...
Son nombres surgidos al azar; pero eso no significa que no existan personas reales que se llamen o sean llamados así. Sin embargo, el nombre parece predisponer al carácter del personaje, lo que el lector y lectora espera de sus vicencias a lo largo de toda la historia que vamos a contar. Maxwell Torch suena a aventura, emoción y riesgo; Indira parace un personaje exótico de una país lejano; Reggi Santos evoca a un pistolero a sueldo de un grupo narcotraficante; La chula nos remite a una novela social, un personaje real lleno de matices; Ismael de Rey te lo imaginas siendo un niño que veremos crecer en medio de graves dificultades; Elvira Arzuaga se nos escapa de una novela colonial y la tenemos en nuestra cabeza altiva, señorial y conservadora; Manuel Camuñas es quizás un carpintero, afable y humilde....
O también, podemos engañar a nuestro público lector. Nuestro aventurero Maxwell Torch es bibliotecario, calvo, de barriga incipiente, y poco dado a romper sus rutinas; Indira es el sobrenombre de Elvira Arzuaga, una prostituta habituada a tratar con chulos y policías; Ismael De Rey es un arquitecto de éxito que debe enfrentarse a la dolorosa pérdida de su amada esposa; Reggi Santos es un excelente músico y compositor méxicano que naufraga en una isla desierta; nuestro afable señor Camuñas es un sargento despiadado en alguna contienda sangrienta...
Poner nombre a un personaje es una tarea díficil. Cada uno de nosotros, al escribir, perfila un personaje y el primer paso es llamarlo. Si lo nombramos, aparece y con su nombre le dotamos de una vida que contaremos, con sus luces y sombras, con sinsabores y alegrias y lo más importante: que forme parte de nosotros y de nuestros lector@s.
Albert Torras es un joven escritor que hace poco ha publicado Sofia. Le preguntaban cúal era el modo que ponía nombre a sus personajes. La respuesta fue que se los imagina enfrente suyo y les hace esta sencilla pregunta: "¿Cómo te llamas?" Y el personaje le responde, haciendose así las presentaciones entre criatura y creador.
Valga esta anécdota para que cada uno encuentre su vía ( mística o lógica ) para dotar de nombre a los personajes. Y no sólo en la imaginación, tambien en nuestro ambiente de relaciones hallamos nombres que hagan de personajes. Una tía, un amigo de la infancia, el tendero del colmado...
Y como pequeña ayuda, este reportaje de Página 2 a cerca de cómo algunos escritores ponen nombre a los personajes de sus novelas.
Más reportajes de Página 2, aquí
Maxwell Torch
Antonio Manzotti
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Indira
Reggi Santos
La Chula
Lenny Stroppenford
Marisa Leguizamo
Elvira Arzuaga
Manuel Camuñas
Eligio Pérez- Martell
Ismael De Rey
Isabel Cabestany...
Son nombres surgidos al azar; pero eso no significa que no existan personas reales que se llamen o sean llamados así. Sin embargo, el nombre parece predisponer al carácter del personaje, lo que el lector y lectora espera de sus vicencias a lo largo de toda la historia que vamos a contar. Maxwell Torch suena a aventura, emoción y riesgo; Indira parace un personaje exótico de una país lejano; Reggi Santos evoca a un pistolero a sueldo de un grupo narcotraficante; La chula nos remite a una novela social, un personaje real lleno de matices; Ismael de Rey te lo imaginas siendo un niño que veremos crecer en medio de graves dificultades; Elvira Arzuaga se nos escapa de una novela colonial y la tenemos en nuestra cabeza altiva, señorial y conservadora; Manuel Camuñas es quizás un carpintero, afable y humilde....
O también, podemos engañar a nuestro público lector. Nuestro aventurero Maxwell Torch es bibliotecario, calvo, de barriga incipiente, y poco dado a romper sus rutinas; Indira es el sobrenombre de Elvira Arzuaga, una prostituta habituada a tratar con chulos y policías; Ismael De Rey es un arquitecto de éxito que debe enfrentarse a la dolorosa pérdida de su amada esposa; Reggi Santos es un excelente músico y compositor méxicano que naufraga en una isla desierta; nuestro afable señor Camuñas es un sargento despiadado en alguna contienda sangrienta...
Poner nombre a un personaje es una tarea díficil. Cada uno de nosotros, al escribir, perfila un personaje y el primer paso es llamarlo. Si lo nombramos, aparece y con su nombre le dotamos de una vida que contaremos, con sus luces y sombras, con sinsabores y alegrias y lo más importante: que forme parte de nosotros y de nuestros lector@s.
Albert Torras es un joven escritor que hace poco ha publicado Sofia. Le preguntaban cúal era el modo que ponía nombre a sus personajes. La respuesta fue que se los imagina enfrente suyo y les hace esta sencilla pregunta: "¿Cómo te llamas?" Y el personaje le responde, haciendose así las presentaciones entre criatura y creador.
Valga esta anécdota para que cada uno encuentre su vía ( mística o lógica ) para dotar de nombre a los personajes. Y no sólo en la imaginación, tambien en nuestro ambiente de relaciones hallamos nombres que hagan de personajes. Una tía, un amigo de la infancia, el tendero del colmado...
Y como pequeña ayuda, este reportaje de Página 2 a cerca de cómo algunos escritores ponen nombre a los personajes de sus novelas.
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