Documentar una novela



Al escribir una novela, partimos de un personaje, un tema, una época o de una historia que contar. Sea cual sea nuestro punto de partida, la tarea de documentarse previamente al trabajo de escribir el relato resulta fundamental. En ocasiones, recopilar información puede llevar tanto tiempo como escribir la novela en sí misma. Pero este arduo trabajo repercutirá favorablemente en nuestra obra y, sobre todo, sumergiremos a nuestros lector@s en el mundo que narramos.

Gema Delgado, en su libro Como documentar tu novela, ofrece una serie de pistas básicas para que documentar una novela no se convierta en una odisea. Parte de tu curiosidad, por que la curiosidad será la que te motivará."El trabajo de documentación es una labor de aprendizaje y profundización que se alimenta con la curiosidad", remarca la autora de este libro. Si al describir un ambiente o unos personajes tomamos lo que recordamos de haber visto en una película o leído en algún libro, no seremos honestos, ni con nosotros mismos, como escritor@s, ni mucho menos con los lector@s. Puede que de este modo alumbremos una novela rápida, sí, pero carente de profundidad, llana y aburrida, que será dejada de leer a las primeras páginas.

Como dice la autora de este manual,  "En cualquier caso, hay que tener claro que toda novela conlleva inevitablemente un mayor o menor trabajo de documentación, ya sea para escribir, por ejemplo, El lápiz del carpintero de Manuel Rivas, como La fiesta del chivo de Vargas Llosa. Lo importante de una novela es que sea verosímil y no contenga anacronismos, desubicaciones, y otros errores de documentación que nos hagan perder la confianza en el autor."

El primer paso a realizar es empezar a concretar las cosas y situar la historia en un lugar y en un tiempo determinados, ya sean reales o imaginarios. Y, una vez definido esto, hay que construir el escenario donde poder situar a los personajes y darles vida para que sean hombres y mujeres de su época; es decir que, cómo se visten, se peinan, se comportan o se rebevelan como la gente de aquella época y lugar; y cómo se desenvuelven en las condiciones sociales, históricas y económicas que les corresponden.

Es necesario documentar:
  • El género.
  • El sistema.
  • La época.
  • El lugar.
  • Los personajes.
  • La sociedad.
  •  Si se va a incluir personajes, localizaciones y acontecimientos históricos y reales.

Y a partir de aquí es cuestión de seguir unos pasos básicos:

  1. Para empezar, lo más importante es acotar el marco temporal en que va a discurrir nuestra novela: dónde vamos a situar la historia y los principales aspectos que vamos a tratar en ella.
  2. Con idea más clara y delimitada, el segundo paso consiste en desmenuzar esos aspectos generales y abstractos en temas y darles un título a cada uno. 
  3. Trazar el esquema dividiendo los temas y subtemas hasta que tengamos una idea lo más completa posible de lo que necesitamos saber.
  4. Hacer una lista con el máximo de detalles, datos, fechas...todo aquello  que se que vamos a necesitar. 
  5. En esa misma lista, anotar qué fuentes de documentación podemos utilizar y dónde encontrarlas. 
En especial, tal como señala Gema Delgado, hay que prestar atención a los detalles. Estos pueden, una vez descubiertos y enmarcados dentro de la novela, hacernos cambiar el planteamiento general de los personajes y las tramas. El detalle nos ha de maravillar como creadores de la misma manera que asombrará a nuestros lector@s.

¿Hay que poner todo lo vamos documentando? La respuesta es no. Escribimos para contar una historia y por tanto, toda esta documentación ha de servir para:

a) guiar a nuestros personajes a traves de una época histórica, un ambiente y los condicionantes sociales y económicos que los marcan.

b) ganar en riqueza descriptiva allí donde se mueven los personajes, los objectos que utilizan, las preocupaciones del momento, etc. Quien lea nuestra novela ha de sentir que está dentro del contexto histórico que se está describiendo.

c) describir en profundidad aquello que tiene una gran importancia para el curso de la narración. De este modo, no caeremos en largas explicaciones de como se soplaba el vidrio en la Venecia del siglo XVI si nuestros personajes son comerciantes de lana.

Hoy en día, y gracias a internet, acceder a la información necesaria para documentarse resulta asequible, aunque requiere paciencia. En todos los casos, la información más vale que sea contrastada y no está de más perder unas horas en las bibliotecas o en las librerías. Si los hechos que quieres narrar son contemporáneos tuyos, no dudes en buscar testimonios de los hechos. Y en especial, cuidado con los personajes reales. Son siempre malos personajes literarios.



Gema Delgado: Como documentar tu novela
Col. Herramientas del escritor. Ed. Fuentetaja. 2002 Madrid