Una aproximación al texto teatral

El texto teatral presenta unas características muy especiales en tanto en cuanto no es un texto con validez por sí mismo, como ocurre con la poesía y la novela. Está pensado y escrito como texto para la representación, independientemente de que sea o no representado. El autor desaparece por completo, cediendo la voz a sus personajes, que deberán ser interpretados por actores, con vestuario, escenografía, "atrezzo", iluminación, música, efectos, etc, (siguiendo las indicaciones que el dramaturgo ideó ). No siempre se consideran estos aspectos en el comentario dramático, que suele reducirse a un comentario literario, del texto, sin atender a los otros factores que, sin ser estrictamente literarios, están de forma implícita ( a veces más que explícita ) en el texto.

Los elementos relevantes en un texto dramático:

ACOTACIONES.

Su finalidad es servir de guía para la escenificación de la obra. Debieran, por ello, tener un carácter objetivo, señalando los elementos imprescindibles para el desarrollo de la escena. A veces, la preocupación de los dramaturgos les lleva a convertirse casi en escenógrafos. La precisión y minuciosidad de algunos ( Buero Vallejo, Mihura ) contrasta con la parquedad de otros ( Lorca, Benavente ). Ya desde aquí podría observarse la diferente consideración que los elementos escénicos tienen para unos y otros. Aun así, esta objetividad se cumple en muchas acotaciones de sus respectivas obras.

Pero también es muy cierto que se supera esa finalidad y carácter en muchas de ellas. Se convierten en acotaciones literarias, donde no sólo están presentes esos apuntes escenográficos, sino que además se añaden otros propios de cualquier texto literario. Frecuentemente, en estos casos, se olvidan unos en favor de otros y viceversa. Habría que establecer el valor escénico de estas acotaciones atendiendo a la posibilidad o imposibilidad de representación. Y, a continuación, señalar sus valores literarios, para lo cual habría que aplicar las características del lenguaje literario, especialmente las referentes a la descripción narrativa . Este planteamiento se puede aplicar a Luces de bohemia. Sus acotaciones no sólo tienen un valor escénico ( frecuentemente olvidado ) sino un valor literario indiscutible; recorren un doble camino: por un lado, son manifestación de la mejor prosa descriptiva modernista; por otro, abren nueva vía de expresión al esperpento. Ello implicaría, tal vez, la posibilidad de recorrer ese doble camino desde un punto de vista escénico.

Entre ambos extemos, hay acotaciones escénicas que manifiestan la subjetividad, o cuando menos, un cierto punto de vista del dramaturgo. Algunas acotaciones de Tres sombreros de copa se dejan contagiar del carácter humorístico, absurdo, infantil, de la obra. El sueño de la razón presenta acotaciones que incorporan arcaísmos léxicos o gramaticales que serían propios del diálogo.


COORDENADAS ESPACIO-TEMPORALES.

La unidad de lugar exige un solo espacio dramático. Normalmente se ha respetado, porque implica, en la representación, una sola escenografía. En ocasiones, se recurre a dos o tres espacios dramáticos distintos, en función de los actos en que se divida la obra. Luces de bohemia, al estar dividida en escenas, es la obra que más espacios diferentes presenta, cada uno con un valor diferente, como se señalaba más arriba. Al tratarse de un comentario de un fragmento, no una obra entera, difícilmente aparecerán estas problemas en el texto.



Ahora bien la importacia del espacio dramático radica en los valores significativos que se pueden asociar al mismo. Algunos de ellos pueden proceder de la descripción inicial de los mismos en las acotaciones iniciales. Pero también se puede ir modificando a través de la visión que de ese espacio tienen los distintos personajes, reflejado en los diálogos.

Un mismo espacio dramático puede tener, en una misma escena, significados muy diferentes para dos personajes. En La casa de Bernarda Alba, el espacio dramático va acentuando, a medida que avanza la obra, la opresión en las diferentes hijas de Bernarda y no todas la sienten de la misma forma. El mismo título señala ya la importancia que tiene ese espacio cerrado dentro de la concepción de la obra. El sueño de la razón modifica constantemente el espacio escénico, aun siendo la misma escenografía, mediante la proyección de diferentes cuadros de Goya. Consecuentemente, los valores significativos cambian también. Tres sombreros de copa presenta un único espacio, con una determinadas características iniciales. La irrupción de Paula en la habitación de Dionisio cambia radicalmente el valor del espacio escénico.

La unidad de tiempo establece la duración del tiempo interno de la obra en 24 horas.( El tiempo externo de la obra siempre viene a ser el mismo, pues una representación no suele durar más allá de las dos o tres horas). Desde Lope de Vega, es la regla menos aceptada. Generalmente, se han utilizado los entreactos, o los cambios de escena, para hacer pasar el tiempo conveniente al desarrollo del conflicto.

El tiempo dramático viene establecido, a veces, en las acotaciones iniciales de cada obra o escena. También es frecuente que venga dado por el diálogo de los personajes. Además, hay que considerar que el tiempo tiene que ver también con un tiempo psicológico, en cuanto afecta a los personajes. En las obras dramáticas, los cambios de actitud, las reacciones ante determinados hechos o palabras, son rapidísimos. Eso jamás sucedería en la vida corriente. En este sentido, se podría hablar de una concentración temporal. En Tres sombreros de copa Dionisio cambia su personalidad, profesión, nombre, todo, en apenas un minuto: el tiempo de ver contemplada a Paula a través de un espejo.

CONVENCIONES TEATRALES

El lenguaje dramático tiene establecidas unas convenciones entre la representación y el espectador. La más utilizada de todos es el aparte, que no es frecuente en las obras seleccionadas. Un personaje pronuncia unas palabras que oye el espectador y, evidentemente, los actores que están en ese momento en escena, pero no los personajes que representan. El espectador conoce así más elementos que los personajes. En el teatro del Siglo de Oro se convirtió en recurso muy utilizado. El aparte suele reflejarse poniendo entre paréntesis las palabras del personaje y conlleva una determinada actuación, en connivencia siempre con el público.

Sin llegar a esos límites, más cercano a una verosimilitud dramática, alguna frase de la Poncia, en La casa de Bernarda Alba podría tener este valor.

Un caso curioso es El sueño de la razón. Ante Goya, los actores "dicen" una serie de frases ( palabras que se dirían en escena y aparecen reflejadas en texto ) que no llegan a emitir, sólo se limitan a hacer el movimiento de los labios, acompañado de gesticulaciones semejantes al lenguaje de los sordos. Es una manifestación más de la distancia que hay del texto dramático a la representación. Con ello, el dramaturgo pretende que contemplemos la escena desde "el punto de oído" del personaje principal: Goya, cuya sordera en los últimos años de su vida, era casi total.

DIÁLOGO

Es el único medio que presenta el texto teatral. La intervención de cada personaje viene antecedida de su nombre, pero no aperecería en la representación. Todas las posibilidades expresivas y figuras literarias se reducen a él. Mediante el diálogo se debe analizar el conflicto dramático y el carácter y actitud de los personajes

  • Conflicto.
Es elemento de análisis fundamental en todo fragmento dramático. El conflicto hace referencia a las fuerzas contrapuestas que hacen avanzar el desarrollo argumental del drama. Sin conflicto no hay teatro. Aparececerán dos posturas contrarias, que habrá que descubrir. Pueden manifestarse explícitamente ( están casi siempre presentes en cualquier escena de La casa de Bernarda Alba ) o hallarse implícitas en otras situaciones, anteriores o posteriores, de la obra. En Tres sombreros de copa aparecen siempre enfrentados un mundo convencional, aburrido, pero seguro, frente a un mundo alegre, divertido, pero lleno de miseria.

  • Personajes.
La caracterización de los personajes viene dada por el lenguaje que utilizan.
A ello hay que sumar, si aparecieran en el texto ( en las acotaciones o en los datos que aporte el diálogo ), las referencias a su características físicas, psíquicas, vestuario, etc. Valle-Inclán apenas define las características físicas o psíquicas; es más, apenas hay referencias al personaje mismo, sino que estos quedan definidos por su vestuario, reducidos esperpénticamente a dos o tres prendas de su vestimenta. Lorca enfrenta el vestido verde de Adela, o las flores con que aparece Mª Josefa, al negro que todas se ven obligadas a llevar por imposición de Bernarda.

Fuente: Comentario de un Texto dramático




GÉNEROS

Dentro de este teatro, los tres géneros mayores eran:


  • La tragedia: protagonizada por personajes de alta categoría social que se ven arrastrados por la fatalidad a graves conflictos entre sí, a través de un lenguaje esmerado y cuidado. La tragedia griega se caracteriza por el horror, la desgracia y la muerte. El protagonista suele ser el héroe, que actúa con el decoro suficiente de acuerdo a las normas establecidas. Suele representar un ideal de comportamiento humano. Contra este héroe se encuentra el antagonista, que puede ser un solo hombre o un conjunto de circunstancias contrarias a la voluntad del protagonista. El conflicto suele desembocar en la catástrofe, en la fatalidad. Las obras están regidas por las tres unidades (acción, lugar y tiempo). Los espectadores, ante la contemplación de una tragedia, se solidarizan y sufren con el protagonista, con lo que llegan a la catarsis (liberación).
  • El drama satírico o tragicomedia: suele tratar un tema legendario, aunque con efectos cómicos protagonizados, fundamentalmente, por el coro. Los dioses no intervienen en la vida de los hombres y puede haber más de una acción al mismo tiempo. Se encuentra a medio camino entre la tragedia y la comedia: no se evitan las situaciones cómicas, pero tampoco el desenlace trágico.

  • La comedia: se basa en la ridiculización y denuncia desenfadada de costumbres y problemas cotidianos. Los protagonistas suelen ser personas normales que sufren en escena, aunque siempre desde un punto de vista cómico. Se busca la risa, por lo que el desenlace es feliz, desenfadado y alegre, sin olvidar la ironía.
Subgéneros dramáticos


  • Auto sacramental: obras de tema religioso que cuentan con un solo acto en verso. Los personajes son alegóricos (la Muerte, el Pobre, el Rico, la Hermosura, el Mundo...). Este género vive su apogeo durante el siglo XVII, gracias, sobre todo, a Calderón de la Barca. Se solían representar durante el día del Corpus.

  • Sainete: pieza corta (uno o dos actos) de carácter cómico y costumbrista, que puede estar escrita en verso o prosa. El principal cultivador de sainetes es Ramón de la Cruz.


  • Paso: obra breve con finalidad cómica concebida para ser representada en los entreactos de las obras mayores. Su creador fue Lope de Rueda (s. XIV).


  • Entremés: breve pieza teatral que se representaba en los entreactos de las obras mayores. Tiene un carácter cómico y representa un ambiente popular. La acción y los personajes del entremés suelen ser más complejos que en el paso, de mayor simplicidad técnica. Uno de los mejores autores de entremeses es Miguel de Cervantes (1547-1616).


  • Farsa: obra cómica, breve, y sin otra finalidad que la de hacer reír. Suele tener un marcado carácter satírico y se caracteriza por la exageración de las situaciones.


  • Melodrama: suele presentar situaciones graves y serias en las que los personajes buenos sufren despiadadamente a manos de los malos. Se caracteriza por el sentimentalismo exagerado.

Fuente: José Carlos Carrillo, Características del teatro