Escribir como terapia


"No sólo es interesante sino terapéutico escribir experiencias propias desde la distancia que otorga un narrador que claramente se distingue de la autora: implica cambiar el ángulo desde el que se miran las cosas. Y al cambiarlo, se modifica la historia. Supongamos, por ejemplo, que tenemos en nuestro haber una experiencia familiar de la que nos consideramos víctimas: mi mamá nunca tenía tiempo para mí; prefería a mi hermano. Bueno, ¿qué pasa si contamos los hechos desde la madre? Tal vez encontremos a una mujer dividida entre el deseo de atender por igual a sus hijos –a quienes ciertamente ama– y la necesidad de dar especiales cuidados al hijo asmático. ¡Qué alivio psicológico y qué posibilidades literarias nos abre mirar el material de nuestra propia vida con otros ojos!"

(Marcela Guijosa, Taller de Escritura Creativa II)

La rigidez de la lógica, las convenciones y los problemas cotidianos nos desbordan a veces, de tal modo que somo incapaces de buscar una solución. La escritura como terapia psicologica nos puede ayudar a enfocar de nuestra angustia y desazón desde diferentes puntos de vista. Expresar los sentimientos que ocultamos, cómo vemos a los demás y ordenar nuestros pensamientos se cuentan entre las grandes ventajas de escribir. Los especialistas se refieren básicamente a un diario personal. Pero también sirven cuentos sobre nuestras personas y de este modo exteriorizar nuestra creatividad.

Convivir en silencio con las experiencias personales traumáticas enferma la mente y las emociones. Si en lugar de confrontar un conflicto se lo silencia o inhibe, este problema "escondido" termina por aflorar en forma de autocastigo, parálisis, malestar y otros modos de comportamiento neurótico.
El silencio enferma, la palabra cura

Escribir sobre los traumas alivia y libera. La palabra escrita no sólo es una válvula de escape, sino una forma de confrontación con la realidad: los relatos terapéuticos le dan un nuevo contexto y significado a los hechos que hacen sufrir.

Si la palabra hablada ayuda a arrastrar los males fuera del cuerpo, como si fuera el polvo que elimina un deshollinador, la palabra escrita es menos difusa, ayuda a consolidar y dar forma a lo que sale a la luz, y es un instrumento capaz de revelar zonas del psiquismo que no surgen al verbalizar.

Escribir contribuye a organizarse, es más fácil leer un pensamiento en el papel que leerlo en la cabeza, es una especie de cable a tierra. Además, conservar los escritos y releerlos tiempo después, permite introducir la historicidad en el proceso terapéutico, con el valor adicional de habilitar otra plataforma de observación.

"El cuento terapéutico permite conectarnos con lo más íntimo de uno mismo y puede transformarse en un instrumento reparador, cuando se trata de expresar situaciones que dejaron una huella traumática", señala la experta Mónica Bruder, autora del libro "El cuento y los afectos".

Según la especialista, "el cuento terapéutico es una oportunidad de recrear una situación dolorosa y resolverla positivamente para recuperar el bienestar. Si esta resolución es tomada como una oportunidad que permite construir un final feliz o positivo, facilita la resolución simbólica de la situación traumática".

La chilena Isabel Allende también expresó –en la presentación de su libro Paula– que frente a la muerte de su hija, lo único que le permitió no hundirse en la depresión y la tristeza fue escribir lo que le sucedía en ese momento y hablar de su vida, de su hija y de todos los dolores y emociones que vivía durante esa terrible experiencia. Ella experimentó el efecto terapéutico que produce el escribir.


Escritura reflexiva
Unos consejos:

  • Escriba media hora diaria, durante al menos cuatro días de la semana, y no interrumpa este momento. El primer paso suele ser el más difícil, pero una vez que se ha dado y se acumulan páginas, llega el entusiasmo.
  • Recree una historia.
  • El relato debe basarse en su experiencia personal, recuerdos, preocupaciones, conflictos, problemas, sueños. Es decir: su mundo interior. Láncese sin temor.
  • Entréguese a la historia que vaya creando, escribiendo más desde el corazón y las emociones, que desde la mente racional. Recurra a la imaginación.
  • Cuando vaya ganando práctica y experiencia, puede utilizar metáforas, símbolos, personajes y escenarios míticos, que pueden representar a los que existen en la realidad. Disfrute de su creatividad. Lea para entrenarse.
  • Existen infinidad de libros de cuentos y relatos breves, con los cuales puede enriquecer su mundo creativo.
Fuentes:Todamujer.com - Revista Nosotros
Foto: flickr


Más información: Carla Ramírez - Use el lápiz y sea feliz (Formato PDF)